Tuesday, January 23, 2007

¿Qué día es hoy?

Hasta que ví la mamona "Secreto en la montaña". Lo hice un año después de su estreno porque quería evitarme toda esa cursilería en la que suelen caer mis pares cuando se trata de películas como estas que por lo demás, los hacen perder toda obejetividad por el sólo hecho de ser filmes de temática gay con actores de caras bonitas, sin siquiera cuestionar guión, actuación, dirección, etc..., y lo que es peor, se enrabian contra el mundo y contra la academia porque no se le entregó el "Oscar" a mejor película de 2006, tomándolo casi como una cuestión personal en contra de la población homosexual y en donde no dudan de acusar a la industria de discriminación. De seguro vosotros han de pensar que soy un amargado que no puede y no tiene con quien disfrutar de películas como esas, pues fíjense que no, de hecho esa y otra película la disfruté acompañado, y una vez terminada (bastante larga por lo demás), ambos coincidimos en que estuvo bien el Oscar a mejor película de 2006 se lo haya llevado "Crash", filme de historias corales que aborda el tema del racismo en Los Ángeles, dirigido por Paul Haggis y con las actuaciones de Sandra Bullock, Don Chedle, Matt Dillon, Brendan Fraser, entre otros.
Secreto en la Montaña no es una mala película, hay ciertos detalles, ciertas escenas que hacen no abandonar la película a mitad de camino, y no me refiero precisamente a algunas escenas por las que imagino, el morbo llevó a más de alguno al cine, sino que aquéllas cargadas de dramatismo. Claramente esta cinta no es "Los muchachos no lloran" ni "Maurice", por nombrar algunas con cual compararlas, si es que va a lugar la comparación, tampoco sé si es "otra película más de temática gay", sólo sé que nada sé, no, jajaja, si tanta paranoia no es contra la película dirigida por Ang Lee, sino más bien en lo que se forma en torno a ella, en como una película como esa se puede volver tan panfletera dentro de un grupo de nuestra sociedad, será que sentimos la urgente necesidad de poder identificarnos con algo?
También disfrutamos de "Los lunes al Sol", drama español de 2002 dirgido por Fernando León de Aranoa y protagonizada por el actorazo Javier Bardem quién construye un personaje difícil de olvidar, personaje que a ratos se le ama y en otros se le odia, pero que sin lugar a dudas logra enternecer. Rematé mi maratón de cine con otra película española, "El otro lado de la cama" dirigida por Emilio Martínez-Lázaro y protagonizada por la guapísima Paz Vega (Lucía y el sexo, Hable con ella, Spanglish), y Guillermo Toledo (Crimen Ferpecto), que les puedo decir, nunca imaginé esta comedia, mezcla de musical, danza y teatro me sacaría tantas carcajadas, y con la falta que me hace, trabajo tanto que a cuatro meses de haber salido de vacaciones ya estoy estresado, pero bueno, será nuestro destino, trabajar, trabajar, trabajar...

Thursday, January 18, 2007

¡Vivir con 11!

Sí, hasta en las mejores familias...

Friday, January 12, 2007

¡De película!


Tuesday, January 02, 2007

Toy Story III

Por suerte al final me salvé de ser regalado, de ir a caer a manos quién sabe de qué malcriado niño, porque ni siquiera se respetaron mis derechos animal, me tomaron, me envolvieron en un horrible papel de regalo y me confinaron a esperar a los pies del árbol hasta las doce de la noche del día 24 de diciembre, noche supuestamente "Buena" en que se llama a la gente a reflexionar, a compartir con lo demás, a no caer en el consumismo, pero como son eso, "gente", es que hacen todo lo contrario. Claro que de no haber ocurrido lo que ocurrió, hecho que relataré la final de este post, tenía planeado para la ocasión un plan de escape, plan que consistia básicamente en romper el papel de regalo y huír, así cuando entregaran el obsequio al destinatario que ni siquiera conocía, se llevaría la gran sorpresa, -Jojojo, que oso más malvado que soy- me dije. Para mi desgracia las cosas se complicaron todavía más, resulta que guardaron todos los regalos en una gran caja (incluido yo por supuesto), y se fueron a pasar la navidad a otro hogar, imagino era la casa de mi nuevo dueño.
Ahí pasé las horas previas, casi asfixiado por el encierro, aterrado con la sola idea de que una de las miles de lucecitas que adornaban el árbol hiciera un corte circuito y provocaran un incendio que arrasara con todo, en donde la prensa sensacionalista no dudaría en titular, "Oso muere chamuscado". Gracias a San Francisco de Asis nada de eso ocurrió, perdón, pero en algunas situaciones tiendo a ser algo paranoico, si no, que lo digan quienes me conocen.
Por fin el reloj marcó las doce de la noche y la entrega de regalos comenzó. No quería reconocerlo, pero estaba ansioso por conocer a mi nuevo dueño, creo que fuí el tercer regalo en ser abierto, -Fernanda- le escuché decir a quien repartía los regalos. ¡Oh, una niña, por lo menos cuidaría muy bien de mí!, me dije,
-Mira mi amor, un oso, para que tus noches de invierno en el sur no sean tan frías-, maldición, la niña era hermosa, con mucho amor materno por lo juguetes, pero no estaba dispuesto a irme con ella al sur, no, como se les ocurre, yo soy un oso de ciudad. Dejé que la niña jugara un rato conmigo y antes de que se durmiera abrazada a mi cuello, corrí hasta la mochila del infame de mi dueño que había "osado" en regalarme, el muy desconsiderado disfrutaba de la velada como si nada hubiese pasado, olvidando por completo que un día él también fue niño y que yo fuí uno de sus regalos. Ya de regreso en la cama de donde nunca debí salir y en compañía de mis buenos amigos, (otros peluches), me recuperé del susto de mi "peluda" vida.
El año nuevo fue de borracheras y de confesiones. Por fin pude contarle a mi primo que soy "gay", no se lo había contado antes por considerar que no estaba en edad y por sobre todo, por miedo al rechazo, no podría haber soportado que alguien al que quería y quiero muchísimo, y que considero como el hermano que nunca tuve me rechazara por querer a alguien del mismo sexo, una pena haya sido bajo el efecto del alcohol porque temas así de delicados hay que hablarlos ojalá lo más lúcido posible, pero les aseguro que ningún momento de lucidez me hubiese regalado el minuto de intimidad que el alcohol me regaló esa noche, en donde también se encontraba junto a nosotros, otro primo, que a diferencia del primero, él si sabía de mi condición que por lo demás, siempre tomó con madurez.
Ahora debo de confesarles a ustedes que soy un oso muy feliz, tremendamente agradecido de la vida y del año que se fue, que, como dije por ahí, ha sido el mejor de mis cortos 26 años, lo único que puede empañar mi felicidad, es la separación que tuve con mi mejor amiga y si bien el adiós parece definitivo, guardo la esperanza de que la vida nos volverá a reencontrar, no sin antes decir de mi parte, perdón.