Eterno resplandor de una mente "con" recuerdos

Recuerdas el libro que leía cuando nos conocimos, la intersección de las calles en donde nuestro ojos se encontraron y se conocieron por primera vez, en que, como nunca respeté las señales del tránsito con la sola excusa de invitarte a caminar junto a mí, y tuve la intención, como te confesaría meses después; de pedirte esa misma tarde un beso, beso que sólo llegó a concretarse días después, con la romantica postal de la luna llena y el cielo estrellado acompanándonos.
Y recuerdas nuestras tardes de la mano por el Parque Forestal, teniendo como único refugio de las miradas enjuiciadoras a esos árboles cómplices y casi milenarios, y recuerdas también en ese mismo parque, el rostro de ese ser intimidante. El café de los jueves, en donde "la misma mesita que nos ha visto amarrar las manos por debajo cuida que el rincón de siempre permanezca reservado".
Y recuerdas a la incansable Lola?. Esa cancioncita que hasta el día de hoy no me aburro de cantar. Y por sobre todas las cosas recuerdo y no olvido, que fuiste tú el único capaz de descifrar ese mensaje "entre fotos", mensaje que ni mi madre, ni mi mejor amiga fueron capaces de descubrir, ese que de vez en cuando, y en días de melancolía me visitan como fantasmas de la infancia que aún no logro exorcizar.