Y mira tú como son las cosas. Quién diría que fue gracias a la propia Shakira que llegué a conocerte, cuando en una de sus tantas entrevistas le preguntaron,
si tuvieses que ser la autora de un libro ya escrito ¿cual sería? y ella sin titubear, sin desverguenza alguna respondió,
"Entrevista con la Historia" de Oriana Fallaci, y como mi fanatismo por Shakira va mucho más allá del comprar sus discos e ir a sus recitales fue que grabé tu nombre en mi memoria, porque sabía que en largo camino hacia esa carrera de periodismo cada ves más lejana, habría de cruzarme con alguno de tus tantos libros. Así fue como llegó, obsequio de un buen amigo,
"Un Hombre", ese hombre que fue el único y gran amor de tu vida, un hombre víctima de tu sentimiento más despreciable, inclusive mucho más que tu odio desmesurado por el islam, el
"poder". Desde entonces te adoré y me hiciste reafirmar todavía más que el periodismo es la carrera de mis sueños, a pesar de no estar muy seguro si llegaré a ejercerlo como tú, a ser un periodista de verdad, a no temerle a nada ni a nadie, porque de estar viva y de tener el honor de tenerte frente a mis ojos, estoy seguro me confesarías te sentías mucho más segura como corresponsal de guerra, combatiendo como un soldado más, que expuesta a las cúpulas del poder, porque esas sí son de temerles. Y como habrán celebrado con champagne y caviar esos pusilámines misóginos, la noticia de tu muerte. ¡Ja!, nunca pudieron silenciarte, y ahora que has partido tampoco, porque quedan como legado tus monumentales obras.
Ni te imaginas como me estremezco cuando le oígo decir a la gente que
"todo es cuestión de costumbre", desde que me hiciste abrir los ojos, a mi parecer, con el más célebre párrafo de
"Un Hombre", ese en el que señalas,
"la costumbre es la más infame de las enfermedades porque te hace aceptar cualquier desgracia, cualquier dolor, cualquier muerte. Por costumbre se vive junto a personas odiosas, se aprende a llevar cadenas, a padecer injusticias y a sufrir, se resigna uno al dolor, a la soledad, a todo. La costumbre es el más despreciable de los venenos porque penetra en nosotros lenta y silenciosamente, y crece poco a poco nutriéndose de nuestra inconsciencia. Cuando descubrimos que la tenemos encima, cada una de nuestras fibras está adaptada, cada gesto se ha condicionado, y ya no existe medicina que pueda curarnos". Como para pegarse un tiro verdad?, pero gracias, gracias Oriana por mostrarnos los cánceres que nos acechan.
Y ahora qué?, las editoriales llenarán sus bolsillos usureros con la reedición se tus libros, y el fenómeno
post mortem llevará unas cuantas personas a las tiendas por tus libros, eso, sin importar mientras hayas vivído, que ni siquiera supieran de tu existencia.